SEÑORE LOMBRIZ.

la fiesta de disfraces (40x40cm) acrílico sobre tela

Del señore Lombriz se dicen muchas cosas, pero lo que más se recuerda en el coral acerca de este mito, era su sapiencia y capacidad reflexiva.

La primera vez que descendió suspendido de ese artefacto brillante y llamativo, inmediatamente comenzaron a rodearlo. Se recuerda que fue solo gracias a su elocuencia y tranquilidad que logró convencer a todos los hambrientos de una realidad innegable, su muerte daría como consecuencia la muerte del ejecutor.

A partir de ahí lo que sigue más que un mito ya es historia, o, mejor dicho, aquí es donde comienzan las verdaderas historias del señore Lombriz.

Una de esas tantas historias cuenta como en cierta ocasión, en uno de sus tantos descensos, el señore lombriz se topó con una gran sorpresa. Todos sus seguidores que ahora también eran sus amigos, lo esperaban disfrazados según una tradición más antigua que la vida misma. Era la fiesta anual de la época del horror, donde se conmemoraban los antiguos artilugios para sobrevivir. Todos llevaban grandes dientes postizos y algunas marcas en los ojos que les hacían parecer como los seres más agresivos y despiadados.

El señore lombriz no sabía de esta tradición, así que no venía preparado para tal ocasión, y para no pasar como un “aguado” más, para no ser él, el que desentonara en la fiesta, donde todos simulaban perseguirse y morderse, pero cariñosamente, rápidamente tomó la iniciativa, ascendió por un momento, para luego bajar disfrazado de un ser, que, según las leyendas, era el ser más despiadado de la zona seca. El grandioso tigre.

Cuando iba bajando poco a poco ya con su disfraz bien ajustado, al verlo, todos quedaron boquiabiertos, asombrados, asustados y con ansias de escuchar esas historias, magnificas, encantadoras, y hasta terribles que el señore Lombriz acostumbraba narrar, y que en esta oportunidad suponían, girarían en torno de aquel sanguinario ser…